La abuela murió como vivió. Entregada a la lucha que eligió, por los derechos y garantías de sus compañeras docentes, a las que siempre consideró el motor de la educación.
Y esa entrega tiene para nuestra familia un valor que resume su coraje. En soledad, asumió el desafío de abrazar la causa peronista desde joven, en la que creyó porque siempre sostuvo que era la manera de mejorar las condiciones de vida de su pueblo.
Y esa entrega tiene para nuestra familia un valor que resume su coraje. En soledad, asumió el desafío de abrazar la causa peronista desde joven, en la que creyó porque siempre sostuvo que era la manera de mejorar las condiciones de vida de su pueblo.
Ella fue el principal motor de aquella convocatoria a la ciudad La Plata, donde iban a ser recibidas por las autoridades educativas de la Provincia. Su pasión y poder de convencimiento lograron que muchas docentes decidieran ir sólo por acompañarla.
La reconstrucción del regreso a Chaves, luego de aquel encuentro con el Vice Gobernador, nos permitió saber que la abuela tomó una decisión que iba a marcar el final de su vida, casi como un sacrificio literal: al día siguiente de la reunión la abuela debía estar nuevamente en La Plata, pero decidió volver a Chaves junto a sus compañeras porque sentía el compromiso de finalizar ese viaje que ella misma había organizado, aunque le resultara un trastorno tener que volver a viajar solo unas horas después.
La abuela Elsa venía sentada en los primeros asientos del ómnibus junto a Graciela Rivero. Casi como un anticipo premonitorio le recomendó a su compañera que fuera al sector trasero del micro así podía descansar, mientras ella escribía algo en su cuaderno. Minutos después ocurrió la tragedia. Graciela sobrevivió. Nunca pudimos saber qué venía escribiendo la abuela. Pero podemos adivinarlo.
Nuestra abuela escribía ese día una historia de amor y de lucha. Un cuento que nunca pudimos leer pero que lo tenemos aprendido. Entregarse en cuerpo y alma a la defensa de las ideas, en el más profundo convencimiento de que es la única manera de transformar una realidad que a veces nos duele.
A 20 años de aquel día triste y emblemático quisimos escribirle sus nietos.
Para decirle que creemos que su lucha no fue en vano.
Para contarle que todos los días hacemos algo para no defraudarla.
Para que sepa que la historia que escribió, es el mejor cuento que jamás nos contó.
Comentario: El Abuelo Cacho y nuestras madres Mariquel y Claudia, quieren manifestar su agradecimiento a la comunidad de Chaves, a las docentes que sufrieron personalmente aquella tragedia, y a sus familias, por el afecto que siempre demostraron hacia la figura de su madre. Como así también saludar a la familia de Alicia, Ana Maria y de los señores Carrera.
Por razones de distancia no pudimos estar junto a quienes homenajearon y recordaron a nuestra querida abuela. Por medio de esta carta queremos decir presente a 20 años de su fallecimiento.
Por razones de distancia no pudimos estar junto a quienes homenajearon y recordaron a nuestra querida abuela. Por medio de esta carta queremos decir presente a 20 años de su fallecimiento.
Josefina y Matías Berceche
Francisco y Nicolás Somoza.
Nietos de Elsa Marochi
Francisco y Nicolás Somoza.
Nietos de Elsa Marochi
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