viernes, 23 de julio de 2010

REGRESANDO A CHAVES (1)

Hacía cuatro años ya, que había regresado a mi pueblo, Chaves, buscando la imagen del mismo que me llevé a los 18 años, cuando partí hacia la universidad. En los 33 años que habían mediado entre mi partida y mi regreso, anduve mucho por el país y por el mundo. Y todo lo que vi siempre reafirmó el sentimiento de volver a mi pueblo. A este Chaves que al regresar, me complicó para entenderlo (estoy haciendo referencia a los años 2.001 al 2.003).
Ya aquí, en lo más íntimo supe que esa idea fue acertada, porque regresar a mis raíces fue recuperar una parte fundamental de mi historia. Pero hubo momentos en los que llegué a replantearme si fue correcto volver a este pueblo, pensando en un escenario futuro. Porque al pensar en el futuro de Chaves, forzosamente debía incorporar en ese futuro a sus adolescentes, cuando por su edad fuesen adultos y por su ubicación en la sociedad estuviesen al frente de alguna responsabilidad.
Y no fue caprichoso que en ese momento me plantease un escenario futuro complicado para Chaves, dada la generalizada actitud vandálica de una cantidad de adolescentes chavenses. En ese momento el gimnasio en construcción, era destrozado día a día; los nomencladores de calles, diariamente destrozados; la plaza 25 de Mayo, muestrario de todos los daños que puedan imaginarse: bancos rotos los fines de semana; faroles rotos a mansalva; cajas de conexiones eléctricas destrozadas. Y como parte del incentivo para hacer tanto daño, la misma plaza quedaba sembrada de tetrabriks y envases vacíos de cerveza.
Este no era el pueblo que había dejado en mi adolescencia; el Chaves cuya imagen surgía viva en mi recuerdo en tantas vueltas dadas por el mundo; el Chaves que vine a disfrutar a mi regreso. No. Este no era aquél Chaves. Pero, ¿Qué había cambiado? ¿Cuál fue la causa de este deterioro en la estructura social del pueblo, manifestada en el comportamiento vandálico de muchos adolescentes chavenses?
Buscando en la historia, encontré alguna información interesante. Hacia fines de la década de 1950, las autoridades de U.S.A., preocupadas por el auge de la delincuencia juvenil en su país, enviaron a un grupo de profesionales a Italia, país que a la sazón contaba con el índice más bajo del mundo de delincuencia juvenil, para ver cual era la causa de ello. Luego de muchos meses de estudios en cantidad de ciudades grandes y pueblos pequeños, la conclusión de esos profesionales fue terminante: En las familias italianas, como célula fundamental de la sociedad italiana, se respetaba la autoridad del padre. Por extensión se respetaba la autoridad de la madre y fuera de la casa se extendía el mismo respeto hacia toda otra persona de la cual emanase algún tipo de autoridad: respeto a los mayores; respeto al maestro; respeto a la policía; respeto al placero. Y ese respeto culminaba en un respeto a si mismos.
No sería de extrañar entonces, que el eje del mal comportamiento de estos adolescentes pasase por la falta de respeto a sus padres. ¿Y que hacían los padres de éstos que destrozaban medio pueblo? Buena pregunta a la cual me respondí tal como en una oportunidad respondió mi hermano, cuando complicado en sus asuntos, alguien le preguntó como andaba:
- ´´¿No tenés una pregunta más fácil?´´

Miguel Gonzalez

martes, 13 de julio de 2010

MISMOS DERECHOS PARA DISTINTOS PROYECTOS DE VIDA

¿Qué piensa un hombre cuando al llegar al final de su vida se da cuenta que no pudo llevar a cabo el proyecto que había elegido para vivir? Y ¿Cuál es el sentimiento por él sentido cuando ese proyecto no pudo ser llevado a cabo por la mezquindad de otros?
Las personas elegimos caminos que recorrer, elegimos nuestro propio proyecto de vida para desandarlo y vivirlo tal como lo soñamos. Pero también nos toca vivir en determinado lugar y en determinado tiempo, compartir un espacio con otras personas cuyos proyectos de vida podrán estar más o menos emparentados con el nuestro, pero de seguro que jamás serán iguales. Porque las personas tenemos eso que nos hace tan humanos de ser todos distintos.
Ocurre que vivimos en sociedad, compartimos las mismas leyes y las mismas instituciones y pretendemos que esas instituciones resguarden nuestros proyectos de vida que son tan personalísimos como nuestra propia vida.
Atrás quedaron los tiempos en los que una Nación podía decir cómo había que vivir; atrás quedó Roma, atrás quedó la edad media y su inquisición, atrás quedó la Alemania Nazi, atrás quedó Onganía, atrás quedaron muchas ideas que intentaron por todos los medios fundirnos en una masa informe sin identidad ni aspiraciones ni deseos.
En esas sociedades sólo importaba la religión oficial, aquella voz de mando que nos decía como vestir, como pensar, a quien idolatrar, y, sobre todo nos decía cómo vivir la vida. Vida que en aquellos tiempos le pertenecía injustamente al que mandaba.
Pero en la puja por la felicidad la vida siempre se hace lugar entre las redes del poder, entre las redes de la mezquindad y vuelve a su último dueño: La persona humana. Sólo la persona puede disponer de su vida y vivirla como lo soñó, y no se trata de antojos ni de caprichos; se trata de proyectos de vida cuya elección radica allí, en lo más profundo del ser humano donde sólo hay soledad, donde sólo está la persona consigo misma decidiendo que quiere para su vida. Entonces se vuelve fundamental para la persona que nadie pueda disponer de su proyecto, que nadie pueda interferir en tales situaciones.
El Estado tiene la obligación de no interferir en las decisiones personalísimas, de mantenerse neutro, de crear una esfera de respeto y de otorgar los derechos necesarios para que todos los hombres y mujeres tengan las mismas posibilidades. Y esta igualdad de posibilidades nada tiene que ver con una distribución de bienes materiales, sino que tiene que ver con un ambiente de paz y de garantías para que el miedo, que es arma y escudo de los mezquinos, no pueda destruir la vida de nadie.
Alguna vez un pensador habló de “apelar al cielo” en aquellos momentos en los que el Estado no garantizaba las libertades y derechos básicos. Hablaba de ello entendiendo que Dios quiere que todos sean libres. Hoy apelan al cielo para destruir vidas, para inmovilizar voluntades, para desterrar la libertad. Y no hay debate. No hay debate porque no se puede debatir un derecho humano, un derecho a la plenitud. Y tampoco se lo puede plebiscitar, porque nadie puede opinar sobre el derecho de otros a realizar su propio proyecto de vida.
Imaginemos por un instante un plebiscito en el que nos preguntáramos si estamos de acuerdo con la libertad religiosa. Pero poco podemos esperar de aquellos que alguna vez se preguntaron si los habitantes de América tenían alma, de aquellos que se plantearon seriamente desterrar al mal mediante la muerte de las personas, de aquellos que se aliaron con Franco. Y de aquellos otros que plebiscitaron los derechos de los judíos, de aquellos otros que tantas veces nos apagaron la luz.
Pero no es una cuestión religiosa, es una cuestión civil, de la ciudad de los hombres, de la ciudad de los que estamos vivos, de los que aún no sabemos que nos pasará después de muertos, pero que sí estamos seguros de que queremos una sociedad sin excluidos morales ni segregación.
Lamentablemente la mezquindad siempre existirá, siempre existirán los mezquinos, aquellos que escudándose en falsos respetos y libertades apócrifas reclamarán el status quo, querrán que todo siga igual, que nada cambie y que los excluidos sigan siendo excluidos y que los que nunca pudieron integrarse nunca más se integren. Porque para el mezquino sólo es válido su proyecto de vida. Y si alguien quiere ampliar los derechos para que otros lleven adelante sus proyectos de vida el mezquino gruñirá, marchará, torturará y hasta quizás mate por algo que a él no le quitará nada, sino que ampliará los derechos de todos. Es la fábula del perro del hortelano, aquel perro mezquino que tanto cuidó la huerta de su amo que no lo dejaba comer, aún cuando a él no el interesaban las verduras.
No queremos una vida injusta en la que los proyectos de vida vengan desde afuera, queremos una sociedad libre e igualitaria donde todos puedan seguir sus propios proyectos de vida, proyectos que no podemos decir si uno es mejor que otro o no. Porque en esa incapacidad de decidir sobre lo bueno o lo malo de los proyectos de vida es donde radica la condición humana.
Ser más personas no es tener la salvación asegurada; ser más personas es no condenar los proyectos de vida de los otros. Ser más personas es comprender que sólo nosotros mismos podemos decidir sobre lo que queremos para nuestras vidas.


Juan Ignacio Zoppo
DNI 32103096

lunes, 12 de julio de 2010

QUERIDOS HERMANOS:

¡Que la Misericordia de Dios se derrame sobre nosotros hoy!
Queremos llamarlos a optar por ser testigos, por “despertarnos”, por jugarnos por lo que Jesús nos ha enseñado, por ser hoy “al estilo de Cristo”.
Nuestra Patria está debatiendo el proyecto de ley que pretende equiparar al matrimonio las uniones de personas del mismo sexo, que ya tiene media sanción en Diputados. El 14 de Julio el Senado realizará la votación final, que incluye la adopción.
Hay que dejar algo en claro: no se trata de estar en contra de nadie, sino “a favor de”.
Queremos dar un Sí, “a favor de la familia”, basada en el matrimonio entre el varón y la mujer.
Queremos que nuestros chicos tengan papá y mamá. Como ciudadanos estamos comprometidos a proteger el bien común, y como católicos estamos obligados a defenderlo y sostenerlo. La familia es la base y la columna fundamental de la sociedad, es la escuela de los valores y del amor, es la cuna del futuro de las generaciones venideras.
Como manifestaron nuestros Obispos, la naturaleza no discrimina cuando se nace varón y mujer. Entonces ¿de qué discriminación estamos hablando?. Se podrá mejorar el derecho previsional o el derecho sucesorio, pero no modificar la ley de matrimonio, desnaturalizando su origen sustentado en el orden natural o creando seudo figuras análogas que confunden y turban aún más una realidad de por si ya desfigurada.
Por esa razón, siguiendo la exhortación de nuestro Obispos y adhiriendo a la Movilización Nacional por la Familia, nuestra parroquia se une a la convocatoria sin distinción de credos ni banderías políticas que se realizará en nuestra ciudad el 13 de julio a las 18 horas, en la Plaza 25 de Mayo, para manifestar pública, respetuosa y claramente nuestro apoyo al matrimonio entre varón y mujer, y el derecho de todo niño a tener un papá y una mamá.
Por otra parte, el mismo día a las 18 y 30 horas se celebrará la Santa Misa en el Templo Parroquial por el matrimonio y la familia.
No somos
testigos de una filosofía de vida o de una moda. Somos testigos de una Persona Divina: Jesús. Debemos ser fieles a Nuestro Señor. ¿A quién temer? ¿A las miradas de alguien, o a sus comentarios? Ya sabemos que nos criticarán si somos fieles a Él. Por ser traidores de Cristo seremos tristemente aplaudidos… elijamos
No le fallemos a nuestros hijos, a nuestra familia, a nuestra Patria y fundamentalmente no le fallemos a Cristo Nuestro Señor.
Llevemos distintivos naranjas (globos, cintas, banderas, etc)
Hagamos oír nuestra voz.
No importa la edad que tengas pensá que país le estamos dejando a nuestros hijos y nietos.
¿Ellos no se merecen tener un modelo de familia como el que nosotros tuvimos hasta ahora en nuestra sociedad?
HAY COSAS QUE NO DEBEN CAMBIAR:
Hasta Jesús eligió nacer en una familia con Mamá mujer: María y Papá varón: José.
Que la Sagrada Familia bendiga y proteja a las familias argentinas.

Grupo Parroquial

lunes, 5 de julio de 2010

CON.SO.PA. DA SU POSTURA SOBRE LA LEY DE SERVICIOS DE COMUNICACION AUDIOVISUAL

Nuestra Agrupación procura tomar posicionamiento político sobre diferentes temas que nos alcanzan a todos, sean estos locales, provinciales o nacionales. Al respecto se convocó a los distintos medios locales para que expusieran su posicionamiento sobre el particular, a los cuales les agradecemos su presencia.
Consideramos importante explicitar nuestra postura en relación a la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, reconociendo en primer lugar la lucha de muchos sectores políticos, de la cultura, de organizaciones gremiales, sociales, estudiantiles, que lucharon por “por defender la vida, la justicia social, la igualdad y la libertad de información – comunicación”.
Haciendo un breve recorrido histórico señalamos que en 1980, con el gobierno militar se crea la Ley de Radiodifusión. Concebía a la radio y televisión como un negocio destinado a empresas comerciales impidiendo que las asociaciones sin fines de lucro o cooperativas pudieran acceder a las licencias.
Desde la recuperación de la democracia el 10 de diciembre de 1983, existió un amplio consenso sobre la necesidad de derogar la norma de la dictadura y sancionar una nueva ley, en consonancia con las necesidades cívicas y participativas de la democracia. Los presidentes Raúl Alfonsín en 1988 y Fernando De La Rua en 2001, presentaron sendos proyectos de ley, que no pudieron ser tratados, afectados por fuertes presiones por parte de los intereses involucrados.
El gobierno de Menem caracterizado por desmantelar el estado con su política de privatizaciones, incluye también a todos los medios de comunicación.
El gobierno de Kirchner si bien modifica algún artículo de la Ley vigente, sigue dando continuidad en los hechos, al modelo de concentración propietaria.
Recién el gobierno de Cristina Fernández presenta el Proyecto de Ley. La Ley 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual es una ley que establece las pautas que rigen el funcionamiento de los medios radiales y televisivos en la República Argentina. Esta legislación fue promulgada el 10 de octubre de 2009 por la presidenta Cristina Fernandez y reemplazó a la Ley de Radiodifusión 22.285, que había sido promulgada en 1980 por la dictadura militar autodenominada Proceso de Reorganización Nacional y se había mantenido vigente desde entonces.
Esta ley es el resultado de un largo proceso que se inicia en la propuesta de 300 organizaciones sociales, sindicales, de comunicación, de Derechos Humanos, Pymes, entre otras instituciones, que se juntaron en la Coalición para una Radiodifusión Democrática en el 2004 y nunca dejaron de trabajar en pos de ese logro. Este colectivo generó 21 puntos que, para ellos, debería contemplar una nueva ley de radiodifusión.
El gobierno publicó un proyecto inicial sobre la ley y a lo largo de meses recibió sugerencias y comentarios, para crear un segundo proyecto de ley que es el que se trato y aprobó en la Cámara de Diputados de la Nación Argentina, luego de que se realizaran un sinnúmero de modificaciones adquiriendo de esta manera la media sanción. En la Cámara de Senadores de la Nación fue aprobado definitivamente.
Nosotros como Partido Político nos sumamos al colectivo social que están de acuerdo con esta Ley, por entender entre otros aspectos centrales “que la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual será a partir de su aplicación una oportunidad histórica de fortalecer la democracia, tanto en lo que respecta a sus instituciones como a las posibilidades de participación. Desmonopolizar mejora la calidad de vida democrática porque impide que un solo actor determine la agenda de la conversación pública liberando también a los trabajadores de esos medios monopólicos de las garras de un solo patrón (...) que el Estado debe regular la comunicación, ya que si queda en manos del libre comercio, los mas poderosos terminan concentrando la propiedad de los medios e imponiendo su ideas e intereses (...) que es necesario incorporar la mayor cantidad de gente posible, a través de organizaciones intermedias, a la gestión de los medios y de sus contenidos, y que el Estado garantice una mayor pluralidad, a través de los canales institucionales amparados en la Constitución Nacional”.
Construcción Social Participativa