jueves, 24 de abril de 2008

OPINIONES DESDE LA IGNORANCIA

El día 16 de abril de 2008, www.michaves.com.ar publicó una nota titulada "El campo, lo histórico y lo actual".
Seguramente que Norberto Galasso, como Julio Zabaljáuregui deben ser buenos historiadores, pero de renta agropecuaria saben tanto como yo de medicina. No hay dudas que conforman ese grupo de gente con que cuenta el gobierno nacional para desinformar a la población.
Hablan de renta agraria diferencial, precios internacionales asombrosos, tomando como ejemplo la soja y dicen además que esa ventaja excepcional la queremos únicamente para nosotros en lugar de compartirla con los argentinos. Analicemos la renta agraria diferencial de la soja: valor internacional u$s 495. Gracias a la monarquía gobernante el valor en Argentina es de u$s 280. Nos confiscan casi la mitad del precio, mas Ingresos Brutos, Ganancias, Impuesto al Cheque, etc., etc., etc. ¡Por supuesto que no la compartimos con los argentinos..! toda la diferencia queda en poder de Kristina y Néstor, para poder pagar los gastos de la última campaña electoral donde tuvieron que comprar voluntades. También para pagarle a D'elia y sus piqueteros el servicio de expulsar de Plaza de Mayo a las familias con sus hijos,que expresaban su desacuerdo con la política que lleva adelante este gobierno.
Si el ejemplo fuera la carne, el resultado es similar, nos pagan lo que propone el "guapo del 900" Guillermo Moreno (secretario de comercio interior), sin importarles cuánto nos cuesta producir un novillo. Por supuesto que los consumidores pagan la carne cada vez más cara. Son cosas que la gente de la ciudad ignora y que es bueno hacerlas conocer. Tal vez algo de culpa tenemos nosotros por no informar debidamente a la población y además permitir que otros alineados con el gobierno desinformen intencionalmente. Con respecto al cacerolazo, quisimos demostrar nuestro rechazo a esta política agropecuaria que nos hace perder mercados importantes y que impide además el ingreso de valiosas divisas a nuestro país.
No fue nuestra intención desestabilizar ni mucho menos, queremos que finalice su mandato y que nos permita producir pagando los impuestos que correspondan, pero sin que nos saqueen como ocurre ahora.
Rubén Adalberto Fernández
L.E. 5382602

domingo, 20 de abril de 2008

REFLEXIONES SOBRE EL ACUERDO DE CARNE

Los dirigentes firman el acuerdo sobre la carne, por el cual nos comprometemos a mantener abastecido el mercado y a mantener el precio de los 13 cortes populares.
Preguntas:
¿Qué se entiende por mantener abastecido el mercado,
qué se venda el 10% de la hacienda, que se faena en el país, en el Mercado Liniers?
qué caiga el precio de la carne por una sobre oferta?
El productor vende un novillo vivo de un peso determinado, al mejor precio que puede, ¿o alguien no lo pretende? El novillo sale del frigorífico en medias reses, por lo tanto:
¿quién controla el precio de la media res?
¿quién controla al carnicero que vende el corte popular para que esté abastecido de ese corte, y no encarezca tanto los otros cortes, para salvarse él (como es lógico)
¿quién controla que el productor no siga siendo el pavo de la boda?
¿Este es un acuerdo por la carne? Donde el productor no fija el precio, pero sí es responsable.
No hay más oferta de hacienda pero mágicamente tiene que haber.
La media res se vende entera, a un determinado precio, pero se controlan 13 cortes que siempre van a faltar a ese precio.

Si el consumo de carne de los argentinos se mantiene estable o sube ligeramente, nos preguntamos: ¿será que la carne es cara o por el contrario es barata?, ¿y si sigue siendo barata para que tanto acuerdo?
¿Cuándo vamos a discutir una política en serio? ¿Este no era el momento?

Porque si al productor le damos la posibilidad de ganar lo mismo con la carne, la soja, el trigo o el girasol, diversifica solo y no se produce la tan cuestionada sojización.
Además, si la carne en vez de salir en medias reses de los frigoríficos, sale en cortes al vacío, aumenta la mano de obra de los frigoríficos y sola la demanda fija los precios de cada corte: por ejemplo, “el cuadril valdrá mucho porque irá a exportación; la aguja valdrá menos porque de ella hay menos exportación” y recién ahí, sí se podrían controlar los precios de determinados cortes.
Productores agropecuarios del partido de Adolfo Gonzales Chaves

miércoles, 16 de abril de 2008

EL CAMPO, LO HISTÓRICO Y LO ACTUAL.


por Norberto Galasso / Pagina 12
Frente a los acontecimientos que suceden en relación con el campo, ocurre que el ciudadano común se pregunta a veces inocentemente: ¿cuál es la razón por la cual tanto el gobierno de Perón como el actual se atribuyen el derecho de quedarse con una parte de las utilidades que provienen del "esforzado" trabajo del mundo agropecuario?
Reside aquí una de las tantas trampas de nuestra historia y de nuestra política.
Se oculta que el negocio agropecuario, en cualquier parte del mundo, tiene una renta, una ganancia, normal y propia del capitalismo en que se vive, pero que además, en la Argentina tiene una superganancia –que ha sido llamada con razón "renta agraria diferencial"- y es sobre esta que se produce hoy la acción del Gobierno.
Esto se origina en que el campo argentino posee una fertilidad asombrosa -una capa de humus importante que lo convierte en las praderas más rendidoras del mundo y también un clima propicio que evita gastos en tinglados y otros medios de protección del animal-.
En su momento, Federico Pinedo sostuvo que en Argentina producir un kilo de carne costaba ocho veces menos que producirlo en Francia.
Años después, Scalabrini Ortiz sostuvo que esa relación era de 1 a 5.
De uno u otro modo, esto significa que en relación con los precios del mercado mundial, los productores argentinos -salvo aquellos expoliados por altos arrendamientos y con menor productividad por la extensión de campos marginales- obtienen, cuando venden al exterior, no sólo ganancias normales, sino también esas "rentas diferenciales".
Por esta razón, cuando Perón les quitaba una parte de la renta diferencial a través del IAPI y el control de cambios, o ahora el Gobierno, a través de las retenciones, no caen en pérdidas ni dejan de producir, lo cual ocurriría si no existieran esas condiciones excepcionales del campo argentino.
Esta situación se torna fabulosa cuando, además de la renta agraria diferencial, los precios internacionales se desbordan alcanzando valores asombrosos como últimamente, por ejemplo, con la soja.
En la estrecha mentalidad rentística y parasitaria de los dueños de los campos todas esas ganancias, la normal, la diferencial y la proveniente del precio internacional, les pertenecen a ellos por un regalo de Dios, o de la naturaleza, como usted quiera.
Para ellos, esa ventaja excepcional no es de la Argentina, sino únicamente de ellos, porque sus antepasados han sido los "avivados" de la enfiteusis rivadaviana o los amigos de Anchorena y Mitre, robándoles la tierra a los gauchos, como denunció Hernández, o pagando a tanto la oreja de indio para quedarse con las inmensas estancias del sur.
En esa vieja historia de latrocinios están fundados los reclamos de hoy, que
son latrocinios también y que, a su vez, salvo raras excepciones, tienen empleos parasitarios que ellos mismos reconocen hoy cuando dicen que el número de cabezas de ganado es el mismo de hace muchos años atrás, pero que, desgraciadamente, los argentinos somos más y les restamos los saldos exportables.
Por eso quieren exportar sin que les toquen los precios altísimos y, al mismo tiempo, vender internamente a esos mismos precios.
A todo este panorama se suma el trasfondo político del movimiento: suponen que con cacerolas pueden hacer lo mismo que hizo el pueblo contra la entrega y la impotencia de De la Rúa, pero en eso también se equivocan.
Vivimos otros tiempos y el viejo mundo va quedando atrás indefectiblemente.
La nota transcripta (aparecida en el diario Pagina 12) correspondiente al reconocido historiador Norberto Galasso, nota cuyos contenidos referidos a la posición histórica de los grandes propietarios de tierras suscribo totalmente desde mi lugar como intelectual del campo de la Historia. Es muy lamentable ver como la instalación de una mera afirmacion ha producido un efecto de verdad admitida por un amplio conjunto social. La Historia, maestra de la vida, nos enseña que ese tipo de recursos discursivos fueron los utilizados en la primera mitad del siglo XX por los totalitarismos europeos que terminaron por llevar a la humanidad a una de sus mas terribles tragedias.
Julio Zabaljáuregui

domingo, 13 de abril de 2008

LA MEJOR HISTORIA DE LA ABUELA, QUE JAMAS NOS CONTO

(imagen de la marcha en La Plata el 12-04-88)
La abuela murió como vivió. Entregada a la lucha que eligió, por los derechos y garantías de sus compañeras docentes, a las que siempre consideró el motor de la educación.
Y esa entrega tiene para nuestra familia un valor que resume su coraje. En soledad, asumió el desafío de abrazar la causa peronista desde joven, en la que creyó porque siempre sostuvo que era la manera de mejorar las condiciones de vida de su pueblo.
Ella fue el principal motor de aquella convocatoria a la ciudad La Plata, donde iban a ser recibidas por las autoridades educativas de la Provincia. Su pasión y poder de convencimiento lograron que muchas docentes decidieran ir sólo por acompañarla.
La reconstrucción del regreso a Chaves, luego de aquel encuentro con el Vice Gobernador, nos permitió saber que la abuela tomó una decisión que iba a marcar el final de su vida, casi como un sacrificio literal: al día siguiente de la reunión la abuela debía estar nuevamente en La Plata, pero decidió volver a Chaves junto a sus compañeras porque sentía el compromiso de finalizar ese viaje que ella misma había organizado, aunque le resultara un trastorno tener que volver a viajar solo unas horas después.
La abuela Elsa venía sentada en los primeros asientos del ómnibus junto a Graciela Rivero. Casi como un anticipo premonitorio le recomendó a su compañera que fuera al sector trasero del micro así podía descansar, mientras ella escribía algo en su cuaderno. Minutos después ocurrió la tragedia. Graciela sobrevivió. Nunca pudimos saber qué venía escribiendo la abuela. Pero podemos adivinarlo.
Nuestra abuela escribía ese día una historia de amor y de lucha. Un cuento que nunca pudimos leer pero que lo tenemos aprendido. Entregarse en cuerpo y alma a la defensa de las ideas, en el más profundo convencimiento de que es la única manera de transformar una realidad que a veces nos duele.
A 20 años de aquel día triste y emblemático quisimos escribirle sus nietos.
Para decirle que creemos que su lucha no fue en vano.
Para contarle que todos los días hacemos algo para no defraudarla.
Para que sepa que la historia que escribió, es el mejor cuento que jamás nos contó.
Comentario: El Abuelo Cacho y nuestras madres Mariquel y Claudia, quieren manifestar su agradecimiento a la comunidad de Chaves, a las docentes que sufrieron personalmente aquella tragedia, y a sus familias, por el afecto que siempre demostraron hacia la figura de su madre. Como así también saludar a la familia de Alicia, Ana Maria y de los señores Carrera.
Por razones de distancia no pudimos estar junto a quienes homenajearon y recordaron a nuestra querida abuela. Por medio de esta carta queremos decir presente a 20 años de su fallecimiento.

Josefina y Matías Berceche
Francisco y Nicolás Somoza.
Nietos de Elsa Marochi

viernes, 11 de abril de 2008

LA SOJA NO ES UN YUYO

El siguiente artículo fue escrito por el Dr. Eduardo Leguizamón (Docente Cátedra Malezas) y publicado en el blog de la página de la Universidad Nacional de Rosario Facultad de Ciencias Agrarias el día 3 de abril de 2008.
La Soja no es un yuyo
La transformación de las tribus nómades en pueblos sedentarios originó un cambio gigantesco en la naturaleza humana y ha contribuido al modelado de la sociedad que hoy conocemos. El pilar fundamental de estas sociedades fue la agricultura, hace unos 11.000 años: tales los casos paradigmáticos de sumerios y acadios en la media luna de las tierras fértiles en los que hoy es Irak-Irán, como así también en China y posteriormente, en América.
En el caso de las malezas, la selección ha “direccionado” el curso de la evolución mediante la preservación de los genomas y/o atributos mas adaptados para competir y prosperar en diversos ambientes. La definición propuesta en 1969 por Baker califica a una maleza como “Una planta que en un área geográfica específica, sobre todo en ambientes perturbados por la acción antrópica, exhibe poblaciones que crecen sin haberse sembrado.”
Al revés, en el caso de las especies cultivadas, los procesos de selección iniciados desde los albores de la agricultura, han tendido a lograr uniformidad fenotípica y a maximizar la proporción de biomasa asignada a las semillas, entre otros caracteres. En este largo camino, las especies cultivadas han “perdido” atributos que no eran útiles a los fines del hombre y sus sistemas de producción agropecuarios. Por lo tanto, difícilmente una especie cultivada podría sobrevivir sin los aportes tanto de tecnología de procesos como de insumos que caracterizan a los agroecosistemas de la actualidad.
La soja (Glycine max.l. Merr), como la mayoría de las plantas cultivadas, es muy probablemente derivada de un antecesor silvestre de tallos delgados y de hábito postrado que crece en todo el sudeste asiático (Glycine ussuriensis Regel& Maack), aunque también es posible que Glycine tomentosa Benth y Glycine gracilis hayan contribuido al genoma de la soja que hoy conocemos.
La soja ha sido una fuente importante de alimentación en su área de origen, tanto en China (Manchuria), como en Corea y Japón desde tiempos remotos. Fue introducida en Europa en el Jardín Botánico de París en 1740 y en el Royal Botanical Gardens (Kew) en 1790, aunque su interés para cultivarla sólo apareció en el siglo pasado, especialmente en EE.UU a partir de 1942, como consecuencia del requerimiento de grasas y aceites comestibles durante la segunda guerra mundial.
Un cultivar de soja exhibe en la actualidad una formidable acumulación de características biológicas y ecofisiológicas tanto en los aspectos relacionados con su crecimiento y desarrollo como en los vinculados con los atributos de sus semillas, con alto contenido de aceites y proteínas de alta calidad, entre otros. Este resultado es la consecuencia de muchos años de selección y mejoramiento genético tradicional, potenciado en las últimas décadas por los gigantescos avances de la biotecnología.Si bien se pueden plantear sistemas autosostenibles y de bajos insumos en determinados sitios del planeta y en condiciones muy particulares, las plantas silvestres, vulgarmente llamadas “malezas” o “yuyos” no podrían ofrecer alimentos en la cantidad y con la calidad que hoy la humanidad necesita sin el aporte del mejoramiento genético, las tecnologías y el manejo de procesos de ecosistemas en gran escala. Por lo tanto resulta poco feliz comparar a la soja actual con un “yuyo”, que es además el responsable de la más formidable revolución tecnológica que ha visto el país desde sus orígenes.


Ana María Martín
DNI 13651157

jueves, 10 de abril de 2008

LAS PARADOJAS DEL GRITO DE ALCORTA

Todos hablan del Grito de Alcorta, desde la derecha hacia la izquierda ¿Pero que fue realmente el Grito de Alcorta? Me parece oportuno comentarlo:
Había una vez un pequeño productor rural…que ya no existe. Eran los chacareros de origen criollo, mestizo, descendientes de “indios amigos” o “rusos” inmigrantes pobladores del litoral de Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires y La Pampa que hacia 1912 vivían una precaria situación trabajando en tierras que los grandes terratenientes le cedían a cambio de un elevado alquiler. Estos arrendatarios eran efectivamente pobres del campo, más cerca del proletariado rural que trabajaba en las grandes propiedades de la Patagonia edificadas sobre el despojo, la matanza y la exclusión de los pueblos originarios, que de la gran burguesía rural que vivía del círculo de acumulación de capital producido por una sencilla ecuación: cuantas más vacas y granos se exportaban al mercado mundial más subía el precio de la tierra, y en consecuencia la oligarquía argentina construía su base de poder gracias a la concentración de la gran propiedad y al boom de precios de las materias primas en el mercado mundial. Una combinación de sequías, la desaceleración del crecimiento primario exportador que comenzaba a minar la utopía del granero del mundo, junto con la evolución de la protesta social en las grandes ciudades, provocó una rebelión de las clases no propietarias del campo. Al grito de “La tierra para quien la trabaja”, la primera huelga agraria de la Argentina reclamaba la baja de los alquileres rurales y la condonación de deudas usurarias, entre otros reclamos.
El paro era el punto más alto de un conjunto más amplio de protestas que había arrancado en Buenos Aires con la célebre huelga de inquilinos en 1907 y una huelga de arrendatarios de origen ruso, alemán, judíos y rumanos en 1910.El Grito de Alcorta se escuchó desde el 25 de junio de 1912 en el corazón del modelo agropecuario exportador del país. Una pequeña historia nos puede ayudar a mostrar las diferencias entre aquel conflicto y el actual.
La anarquista Federación Obrera Regional Argentina (FORA), hizo causa común con los arrendatarios. En el municipio santafecino de Máximo Paz, cerca de Alcorta, uno de los referentes más queridos de la huelga era un chacarero anarquista llamado Francisco Capdevilla. Nacido en Cataluña, la persecución política en España lo obligó a refugiarse en Argentina, donde se afilio a la FORA y estuvo a punto de ser deportado por la Ley de Residencia. Para bajar su nivel de exposición por un tiempo, se afincó en Máximo Paz, donde ofreció su fuerza de trabajo a una empresa de subarrendatarios. Poco tiempo después hizo contactos con los chacareros de Firmat, que ya se habían sindicalizado. Pronto contribuyó a la organización de los pequeños agricultores explotados por el gran capital agropecuario extranjero y nacional.
Uno de los impulsores de la huelga de 1912 lo recuerda así: “No quiero que ustedes se olviden de Capdevilla. Era hombre de acción y estaba dotado de una extraordinaria capacidad para la lucha gremial y social, pues sabía y conocía bien el arte de organizar a las masas obreras y campesinas. Era, además, buen orador. Tenía talento y conocía teórica y prácticamente la ciencia del sindicalismo. Sin él, seguramente, la huelga en distintas localidades de la provincia, no hubiese tenido ese sabor popular que le caracterizó. Era un hombre de ideas claras. No obstante su condición de anarquista tenía conciencia de clase. Le oímos decir que había leído obras de los clásicos de socialismo, especialmente a Carlos Marx y Federico Engels”.
La protesta logró que algunos empresarios rurales rebajaran los alquileres y las deudas que empobrecían a los chacareros, amen de que la principal secuela de este conflicto fue la aparición de la FAA, que a duras penas podía sostener las conquistas arrancadas a la oligarquía. A pesar de la moderación de los reclamos, los grandes propietarios buscaron su revancha. Varios dirigentes de la protesta fueron desalojados de las tierras que arrendaban. Francisco Netri, el abogado que defendía a los chacareros fue expulsado de la universidad y asesinado en Rosario hacia 1916. Un año después caía muerto en Firmat el dirigente agrario anarquista Francisco Menna.
Al Grito de Alcorta le sucedió otra gran huelga rural a fines de 1918, que coincidió con los enfrentamientos urbanos de la Semana Trágica en 1919. El punto más alto de este ciclo se dio en 1921 también en el campo, cuando el Ejército masacró a varios centenares de peones rurales de Santa Cruz en huelga, en un escenario diferente donde el latifundio generaba una estructura de clases en un campo sin chacras, con los asalariados como principales sujetos de la protesta. Jean Chesneaux afirmaba que “Si el pasado cuenta es por lo que significa para nosotros”. Ahora bien, reconocer este pasado no tiene nada que ver con su exaltación romántica en un escenario diferente, donde los enemigos de ayer –los grandes terratenientes de la Sociedad Rural- son los aliados de hoy. El “pequeño productor” auténtico hoy está más cerca de los movimiento campesinos como aquellos de Córdoba y Santiago de Estero que de buena parte de los afiliados a la FAA, los mismos que ya no son arrendatarios sino rentistas, o los que exigen el desalojo de los ocupantes sin tierra.
Al mismo tiempo, el reflujo de los movimientos populares urbanos desde fines de 2002 impide la alianza entre los pobres del campo y de la ciudad. Los problemas del asalariado rural o la marginación de los pueblos originarios se oculta prolijamente detrás de los reclamos de los chacareros de las 4X4 que se desplazan por grandes extensiones de tierra y “necesitan” ese medio para subsistir -del mismo modo que Cavallo sus 10.000 dólares en los '90-. El presente nunca es igual al pasado, aunque se le parezca.

Juan Sin Tierra

(esta publicación reserva en su haber Nombre, Apellido, Nº de DNI y firma del original del presente escrito)

COMENTARIOS:

Quisiera preguntarle al autor de la nota a qué se refiere cuando distingue entre pequeños, medianos y grandes productores agropecuarios. ¿Qué parámetros o variables se utilizaban para realizar tal categorización en las primeras décadas del siglo XX?
¿Y cuáles son los utilizados racionalmente y/o legalmente en la actualidad?

Ana María Martín
DNI 13651157
anamariamartin@agrored.net.ar