La carta la había mandado sin faltas de ortografía, así los reyes veían de que era un chico aplicado. Hice todos los mandados, me lave hasta las orejas, porque ese día mi vieja me tenia acorralado. La luna hacia brillar el lustre de mis zapatos... y si ellos fueran chicatos ¿quién les podía avisar?
Por eso al irme a acostar, puse la almohada a los pies y me acosté del revés para poder vigilar... ¡Cuando mas lo precisaba me vengo a quedar dormido! Me desperté a los maullidos del gato de la encargada... Ya entraba la madrugada de un radiante seis de enero, y un trencito, el más diquero, del umbral me saludaba... Lo habían dejado de frente ya listo para marchar... con él me iba a despertar a mi madre alegremente ¡Que alegría que uno siente! -explicarlo yo no puedo- ¡ unas ganas de ser bueno, de ser bueno hasta la muerte!
Al que dejaron sin nada fue al hijo de la de al lado... ¡Como se habrían olvidado! Siempre “muy bueno" sacaba...
Con nosotros no jugaba porque en seguida tosía, y los reyes no sabían que el padre no trabajaba... Yo comprendí su dolor cuando me vio con el tren: se acercó a mirarlo bien y después lo acaricio.... A mi me daba calor de que me viera jugar y en caso lo invité a entrar y él también se divirtió..· ¡Cuantos Reyes han pasado por la puerta de mi vida. y a mi alma dolorida cuantas veces la he dejado como un zapato gastado. esperando a su Melchor que le dejara el amor para un mundo envenenado! Esta noche por los cielos llegarán los Reyes Magos; vendrán trayendo regalos a los chicos que son buenos, pero hay otros pibes buenos en otro lado de la tierra, que por culpa de una guerra.. ¡no han de pasar los camellos! Señor: yo aprendí a rezar arrodillado con mi vieja; si nunca te fui con quejas hoy me tenes que escuchar: ¿Por qué tienen que pagar esos pibes inocentes. de que en el mundo haya gente que sólo piensa en matar? Ellos ¿qué saben de guerras?... ¡ellos quieren Reyes Magos! ¡y ellos. en vez de regalos tienen un miedo que aterra! Si vos pararas la guerra, pasarían los camellos. ¡Yo te lo pido por ellos! ¡por los pibes de mi tierra!
Texto de Héctor Gagliardi enviado por Cristian Maglianesi